Loncho contó que fue a cabecear porque Simeone se lo pidió. "Por suerte le hice caso", dijo el lateral, quien metió el segundo gol de cabeza de su carrera.
Loeschbor con Falcao, Desvaux con Tuzzio, Ramasco con Rosales, Quinteros con Cabral, Carranza y Ruiz a los palos y Turdó libre. Carlos Ramacciotti había planificado todo para no sufrir en las pelotas paradas en contra. O casi todo. Porque más allá de lo que había escrito en la cartulina que quedó en el vestuario visitante, el técnico nunca se imaginó que quien lo iba a terminar amargando sería Paulo Ferrari. Uno de los más bajitos de River con sus 169 centímetros, quien habitualmente no suele buscar por arriba, pero ayer, siguiendo una corazonada de Simeone, fue y festejó. Y así se lo contó a Olé. "Sí, estaba esperando el rebote y el Cholo me pidió que fuera. Me lo gritó justo. Por suerte le hice caso, ja".
Mientras Ariel Ortega lo cargaba por haber "explotado su altura", el lateral disfrutaba del momento. O mejor dicho de su sexto gol en River, el segundo por vía aérea. ¿El otro? Frente a Quilmes, por el Apertura 2006, cuando le metió todo el bocho a un centro de Gonzalo Higuaín. "¿Cuál fue mejor? No sé, todos valen igual", dijo el ex Central, quien negó que este grito fuera una revancha por el bochornoso episodio que el año pasado lo involucró con Ramacciotti, quien dirigiendo a Chicago le advirtió que no le convenía meter un penal. Eso sí, en todo momento se ocupó de destacar la importancia del triunfo. "Ganar siempre sirve. Lo necesitábamos para empezar bien el torneo. Estábamos muy enfocados en este partido. Y se nos dio", dijo. Y ahí nomás explicó que el nuevo objetivo es San Martín, por la Copa. ¿Con otro gol suyo? "No sé, yo estoy para defender. Lo importante es que River gane".
Por Ole.com.ar















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